miércoles, 8 de marzo de 2023

Se acabó todo.

Ahora mismo estoy viendo un medley, subido al internet japonés. Dura una hora. La música es god eso sí. Aunque el mundo se termine, me gustaría poder seguir escuchándola.

 Me doy cuenta, de que es imposible, no, es más que eso. No existe futuro donde ésta gente esté dispuesta a abandonar sus espectáculos. No van a querer, viven, comen, respiran entretenimiento mundano.  Mi opinión se mantiene, necesitamos una guerra. Nunca me olvidaré de cuando encontré un radio show de unos actores de voz japoneses. Me sorprendió como sin esfuerzo listaban todos los muchos contenidos que consumían, ¿de dónde sacaban el tiempo para consumir tanto?

Y si piensas que son sólo las nuevas generaciones, te digo, que el problema no es ese, el problema radica parece ser en la propia raza. ¿Por naturaleza sienten acaso compulsión por la obsecación indecente? Parece ser el caso.

Sería infinitamente más fácil si ésta guerra fuera contra enemigos visibles, pido a Dios que ojalá pudiera yo luchar como lo hace un soldado de verdad, y no uno de espíritu. Siento que decir que eres un "soldado de Cristo" y no estar genuinamente peleando y derramando sangre de verdad, es como ser un choro de teclado. No cuenta, no vale, no es real.

Bueno, ese medley si que me sirvió para al menos reavivar mi odio por las mundanidades. Yo mismo estaba ya disculpando algunas cosas de ficción, definitivamente no sé qué hacer con el impulso creativo. Voy a releer bastantes veces la encíclica Miranda Prorsus. El paradigma ha cambiado tanto, no sé si las amonestaciones de Pío XII todavía están vigentes, o si hay que actuar ahora con mano dura durísima.

Creo firmemente que una guerra es necesaria para filtrar y hacer reaccionar a la gente, por la razón o la  fuerza. Hay que hacer entender al mundo que... qué cosa? Ya no importa, no importa nada de esto importa.

No hay momentum, no hay energía, no hay razón de actuar. Dios no va a revertir el caos, nos abandonó. Nos ha dejado para ocuparse de otras cosas de seguro. Qué importamos como para que nos dé una última edad de oro, un último gozo antes de la persecución final. Igual y ya fue la persecución, ojalá ya haya ocurrido, no quiero vivir atravez de cosas incluso peores. Pero si Dios quiere, lo haré supongo.

Ya no me quedan maneras, no me queda nada. Veo por los ojos, pero no estoy viviendo lo que veo. No siento que esté actuando de forma que mis actos lleguen a alguna conclusión que tenga sentido. La vida puede ser interrumpida y nada especial va a ocurrir antes del corte. Nada pasa nunca.