lunes, 27 de marzo de 2023

Diario 37

 Estoy todo el día escuchando rolas, hablando vanidades sin valor (redundante), aprendiendo nada. Realmente esta no es una vida que valga la pena vivir.

Pero a cambio de esto, estoy seguro todavía. Todavía el estado me mantiene. Hay un aire de ineficiencia brutal al rededor del estado chileno, como lo detesto. He estado rezando a la Virgen que por amor nos dé la Restauración que tanto quiero. Seré honesto, yo solo quiero una pieza del pastel de jerarquía, estoy feliz arriba del todo u abajo del todo, solo no me dejen afuera. Porque quiero compañía, un lugar donde estar, donde pertenecer, no hay cosa que me alegre ahora, estoy enojando contra el mundo. 
 
Ya siento que pocas cosas tienen valor real, siento que todo es vapor, todo es humo. Quiero encontrar algo que no sea vapor. Algo sólido y tangible, algo realizable. Algo de Dios y no de la tierra. Si el estado no está fundado en la roca que es Cristo, no esperemos que dure.

Así que, ¿adónde vamos para empezar a trabajar? ¿Quién es el santo más humilde del cielo? Para que venga a defenderme, ¿quién es el único que esté tan abajo como para estar cerca mía? ¿Quién está lo suficiente cerca como para darme su mano y presentar mi caso al Señor de Señores?

Si en el cielo no hay, entonces iré al obispo, le pediré en nuestro encuentro que por amor pida a Dios esto, y si no puede él ayudarme, entonces está todo perdido.