miércoles, 23 de agosto de 2023

Lore.

Cada día más esquizo.

La realidad no necesita propaganda, quizá sí difusión, pero ¿qué mejor difusor que alguien que está omnipresente en el universo? Si llega un hombre al conocimiento de la Verdad sedevacantista, es porque se lo merecía, porque lo podía aguantar. Porque Dios puede, ya sea por ángeles o apóstoles, agregar a quien sea a su milicia. 

Y ésta milicia es algo duro, es difícil vivir de esta forma, pero vale la pena. Es entendible que no todos estén puedan listos para lo tal. Como dice la historia de la Espada de Damocles, que la sede de un rey está al alcance de muchas riquezas, pero se sienta debajo de una espada sostenida por un hilo de caballo. Servir a Dios es reinar, mas pesada es la cabeza que carga la corona.

Segun el Padre de la Iglesia Afraat, Nabucodonosor fue el Cherub ungido del que habla Daniel, y es que en cualquier posición de poder uno esta necesariamente reflejando la naturaleza de Dios como soberano.
 
Me recuerda a como los japoneses tenían este concepto del "Arahitogami", que traducido sería algo como "Kami encarnado en persona". Los kami eran espíritus nativos del Japón que eran adorados. Se creía que una persona podía llegar a ser un kami si exhibía altas virtudes. Y pues, yo considero que no es extraño, aún en una comunidad cristiana ideal habrá jerarquía de santidad, habrá gente que será más virtuosa que otra, y la gente menos santa le pediría a la más santa que recen por ellos. Esto a su vez me recuerda de la secta de los monoquitones, que eran una secta mohamediana que consideraba a los cristianos como ángeles, y es que realmente, el cristiano es llamado a cosas de altísimo coste espiritual. 

Aunque la ley de Cristo es fácil, es amable, es una cruz ligera y suave, para el grueso de la gente es demasiado pesada. Porque la postura tradicional católica fuerza a uno a una mejora constante, un autoanálisis y autoactualización que obliga al hombre a abandonar las posturas que le favorecen al pecar. 

Por eso es que cuando venga el maligno, el hombre sin ley, les dirá a todos cosas que les justifiquen, que les diga que está bien pecar. Y lo hará de forma tan docta y tan astutamente usando todo texto bíblico y usando todo el saber acumulado por los siglos que, de no ser por la predicación de Enoc y Elías, la gente caería redondito en el engaño.

La cultura que una comunidad cristiana puede lograr sin importar el lugar o la gente que la conforme si está con una base en la tradición, siempre será un baluarte de moralidad. La cultura es la manifestación del alma, estando el alma dividida en tres, memoria e inteligencia y conciencia. De todo lo que he aprendido desde mi memoria es usado para generar cultura, mi inteligencia me permite afinar y crear inteligentemente aquello que mejor calque lo que mi conciencia me dicta. Mientras tenga la inteligencia Dios-dada para discernir y entender las cosas del espíritu, es que será la cultura que genere de Dios. Y es cultura todo lo que el hombre manifiesta, desde el cómo un individuo elije su estilo de caligrafía, hasta qué es lo que decide un país entero para la vida de los que lo habitan.

Para separar lo piadoso de lo meramente supersticioso se requiere ciencia y entendimiento; Para crear alta cultura es obligado tener las tres partes del alma con un alto contenido de Dios. Conocer las partes del alma hace más fácil generar ésta cultura.

Hay, como dije en anteriores entradas, cosas efímeras, características de la vida en éste mundo; he agarrado un gusto por las cosas efímeras, las cosas que dije están hechas para desaparecer, que ahora quiero crearlas y mantenerlas por un tiempo. Porque a diferencia de las cosas eternas, que no necesitan manutención y por lo tanto no podemos nunca servirlas satisfactoriamente (cf. parábola del siervo inútil), las cosas temporales por otro lado son lo único que en la medida de lo posible podemos mantener, ya que fueron hechas éstas para nos, y nosotros para éstas. 

Sea cual sea la cultura que decidamos crear y mantener, no hay límites a la hora de tomar lo que necesitamos, como dijo un santo padre, el cristiano puede agarrar las rosas de los gentiles, siempre que se esfuerce en evitar las espinas.

En la entrada anterior mencioné como la tradición debe ser guardada en el corazón vivo de los hombres, a ésto podría añadir el hecho de que el evangelio dice que María guardaba todos los misterios de la vida de Jesús en su corazón. 

Así que yo no tengo miedo de cuando venga el hijo de perdición, porque tengo una cultura en mi corazón la cual es inmovible e indestructible.

Esta cultura es llamada de la gente, es lore del folk, folk-lore, folclor. Y el folclor católico me permite vivir pacíficamente, porque en él me puedo recuperar de cosas que me dañan. Es horrible vivir en este mundo, y son a veces los folclóricos cuentos de hados los que me mantienen con ganas de seguir viviéndolo. 

Y aunque no pueda experimentar lo que cuentan, aunque no tengo para asistir a misa donde yo vivo, no puedo ser reprochado por querer vivir en el mundo que la tradición me pinta. Ya que todo lo que me podría dar miedo los santos ya lo han vencido por mí. 

Por eso también me gustan los cuentos de hadas. Como dijo Juan Tolkien en su ensayo On Faerie stories:
"...El habitante de las tranquilas y fértiles llanuras puede oír hablar de las atormentadas colinas y del mar sin cosechar, y añorarlos en su corazón. Porque el corazón es duro aunque el cuerpo sea blando."