domingo, 12 de marzo de 2023

Adán, el ejemplo desde mi juventud.

La tradición es algo que los anti-católicos odian a muerte. Mi razón para amar la tradición es la misma que tuvo Plutarco: era justo que los santos misterios estuvieran contenidos, no en escritos sin alma, sino en la mente de los hombres vivos. 
 
Plutarco dice de la agricultura: 
 
Ninguna profesión hace a los hombres tan apasionados amantes de la paz como la de un hombre que cultiva su propia tierra; porque conserva bastante del espíritu guerrero para luchar ferozmente en defensa de su propia propiedad, pero ha perdido todo deseo de despojar y agraviar a sus vecinos. 

Y también es la opinión de Platón, que la única salida de la miseria para los hombres es cuando por la Divina Providencia la filosofía se combina con el poder real, y se usa para exaltar la virtud sobre el vicio.Y no hay mejor virtud que seguir el trabajo que Dios dio al hombre originalmente, porque dice el primer libro de Moisés que: 
 
Y tomó Señor Dios el hombre que plasmó, y púsole en el paraíso de las delicias a trabajar y guardarlo.

Por esto, seguir las órdenes de Dios es seguir la justicia, y por lo tanto la virtud, no queda mejor trabajo más virtuoso que el que trabaja la tierra. En mi entrada de nombre 'Ingeniería civil' hablé del arquetipo del Dogata, el hombre de la tierra, y he aquí una expansión en el tema de agricultor.

Así como la labor del primer Adán fue jardinero, así también María Magdalena llama a Jesús después de su resurrección un jardinero. Demostrando que es una parte clave en el nuevo hombre. El nuevo Adán (y por extensión aquel que está en comunión con el nuevo Adán) tiene de laburo cuidar y mantener la naturaleza, el orden, la jerarquía.