jueves, 23 de marzo de 2023

Diario 36

Con fe, siempre fiel, a su ideal... 
Sólo tengo un deseo, un único deseo, más que nada ser quiero, quiero ser visto. 
 
Quiero y ansío ser el centro de atención. Cada vez que escucho una canción me imagino como el que la toca en frente de una audiencia. Cada momento de mi día imagino que estoy en un escenario, y que tengo gente a la que impresionar. Tengo mi público, que espera mucho de mí. 

Estoy cansado de no tener nadie a quien impresionar, nadie que haga la espera en éste mundo más plácida. Supongo que no lo merezco. Porque mi deseo es egoísta, de forma natural no deseo ser visto por Dios primero, simplemente quiero atención, quiero ser un rey, alguien importante, que la gente me necesite, que vengan a mí y pueda con extrema facilidad resolver sus problemas. Quiero ser fundamental y útil, capaz y apreciado.
 
Todo acá es transitorio, ya sé lo que pasa cuando morimos, lo he visto, en el nombre de Dios lo sé simplemente lo sé. Nada ni nadie importa realmente, sólo me importa el Cielo. Pero por Dios, qué difícil es esperar, qué molesto es tener que esperar, ya sólo quiero dormir y despertar. 
 
El día que pueda recibir al Cristo, ese día quiero que me arrebate el Señor, no quiero seguir un segundo más en éste mundo con la mínima chance de perder esa gracia. Éste mundo pandemoniaco debe ser destruido lo más pronto. Si Dios me diera las herramientas para hacerlo, mataría a cada ser humano, incluso las mujeres y los niños, porque Dios reconocerá a los suyos, pregunta a los albigenses.
 
Ahora no importa cómo me vean los humanos, sólo me importa cómo me ve Dios, pero como he dicho muchas veces antes, no sé qué ve Dios de mí, qué quiere de mí. Quisiera ser conocido, ¿eso está mal? De seguro sí.

No puedo ocultarme de Dios, Él ya sabía esto, pero yo estuve todo este tiempo tratando de cambiar el hecho de que quiero atención.

Estaba usando todas mis habilidades para ser popular yo, y lo encubrí pensando que era para evangelizar. Esto no sé si tiene perdón de Dios. Entonces lo único más lógico, es dejar de actuar, dejar de llamar la atención, dejarlo completamente. Ya no vale la pena nada en esta vida porque sé que no estoy actuando cómo se debe actuar.

Hago las cosas por mí, en lugar de hacerlas por Dios, ya no tiene propósito seguir en el mundo.