domingo, 5 de marzo de 2023

Naciones Gentiles.

 Me acuerdo que hace unos años durante enero ocurrió un eclipse lunar, coincidiendo con el perigeo de la luna. Solo por esto se le dio el nombre de "superluna lupina de sangre". Me pregunto si habrá una "superluna lupina de sangre azul", sería un acontecimiento cósmico bastante inusual.

Hay unos temas que tienen que ver con la luna que me causan intriga. La gente antes no sabía qué causaba los cráteres en la luna, entonces flashearon que los hacía Caín (así es, el bíblico), porque en el pensamiento antiguo la luna era parte de la tierra, y la maldición de Caín era que vagaría la tierra por siempre; bueno, una maldición no puede salvarte de un juicio que condenó a la humanidad entera. Luego, con mejores telescopios flashearon que eran "carpas" como las carpas de circo. Y juraban que había una raza de 'Selenitas' que vivían en ellas.
 
Y es que la gente le gusta pensar que hay vida en otros planetas, cosa totalmente ridícula. La tierra es la corona santa de la creación, sus aguas son genuinamente primordiales, todo lo vegetal, animal, y mineral, fue creado para ella, y fue en ella donde se puso al Edén, y fue ahí donde se puso al primer hombre. Vemos que después de la división de los noájidas la tierra es dividida en tres, como muestra el mapa de T en O, llamado también mapa Orbis Terrarum. Y desde el acontecimiento de la Pasión marcamos esta esfera con una cruz encima. De ésta conjunción viene el "Orbe del Soberano", el Globo Crucífero, que representa la redención de los hijos de Adán, casi siempre sujeto por un gobernante terreno. El simbolismo es obvio: el gobierno terrenal sustenta, cuida y prepara para el gobierno parusiáco.
 
Ergo, no puede haber más planetas con vida inteligente que no descienda de Adán, sería poner la Pasión de Nuestro Señor como algo intrascendente, porque dices que hay incontables razas inteligentes que no lo necesitaron, una burla a más no poder.

Y he aquí el tema que quería hablar, la tabla de naciones. Según Jesús le contó a san Bridget, hay 70 pueblos principales, los que se listan en el Génesis, de los que vienen todos los otros pueblos. Durante la generación del patriarca Heber es que ocurre el incidente de la torre de babel, y los 70 pueblos se dividen la tierra. Y hasta acá todo iba bien, pero resulta que con esta migración humana, en donde la lengua separó a los pueblos, fue concebido el germen del nacionalismo.

Hay un personaje, Britannia, la personificación de Albión, que por alguna razón lleva puesto un casco corintio, ¿porqué? Que yo sepa la gente de Bretaña no los usa. Hay veces donde le añaden una cresta al casco y parece más bien uno espartano. También lleva un tridente, por el lema "Britannia rules the waves" aunque hace ya bastante tiempo que no reina las olas. Esta hembra es un intento de caracterizar elementos dispares que sirvan de unificadores para la nación bretaña, con tal de fomentar la "identidad nacional". Otro personaje que tienen es Brutus, un supuesto hijo de Eneas, y el primer rey de Albión. En cuyo caso sería mejor a los británicos llamarles brutanicos, porque son unos brutos.
 
Algunos dirán "sí sí, muy bonitas las diferentes culturas", excepto que no. Estos intentos de crear una nacionalidad son horrendos, son un intento de la mundanidad de intentar embellecer y dar la apariencia seductiva a la ponzoña del nacionalismo. Solo hay una nación que perdura, la del Edén, el resto no importa. 
 
El nacionalismo es especialmente dañino cuando está en manos de los paganos. En mi carta al Mons. Pío expliqué que ciertas naciones tienen sus falsas creencias demasiado arraigadas con temas políticos, de forma tal que, como dije en la entrada titulada Pasto, pedirles que se conviertan es pedirles que abandonen su nación, que abandonen su gente, la patria que los vio nacer. Y no hay forma fácil de siquiera llevarlos en la dirección correcta, ya que pueden en su astucia oler el aroma a santidad y lo rehuyen porque el de mundanidad les es más atractivo a sus placeres inmediatos.
 
El Brutus de los ingleses, el Vercingétorix de los franchutes, o el Rómulo de los romanos. Son todos los elementos como éstos contrarios al dictum "Un sólo rebaño, un sólo pastor". Cambiándolo por muchos rebaños un pastor, llega el día donde pasa a ser muchos rebaños muchos pastores, y después ningún pastor. Identificarse con un "héroe nacional" es igual de tonto que identificarse como un Selenita, y empezar a vivir en toldos de circo, vestidos de conejos, y celebrando novilunos. Si una persona hiciera eso en una sociedad cuerda le dirían que es un sinsentido, otros dirían que es un lunático. Y obvio, nadie ha nacido en la luna, no puedes decir que eres de allá. Pero claro, ¿no podemos decir lo mismo de la humanidad acaso? Porque aunque vivamos en la tierra no fue creado el hombre en ella, sino en el Edén. ¿No sería mucho mejor reclamar la herencia original, en lugar de una postiza, que además es temporal?

En la previa entrada hablé de la cultura nipona, ellos no son diferentes en este aspecto, el primer japonés se podría decir es el emperador Jinmu, según sus mitos un hijo de la deidad solar amaterasu; lo que dije se mantiene, de que todo lo que tenga que ver con el personaje de amaterasu está intrínsecamente relacionado con el nacionalismo de Japón. Con esto en mente, estaba pensando en qué aspectos de su cultura podríamos usar a modo de palanca para sacarlos de su paganería inherente.
 
Está el caso, como varias otras culturas en la sino-esfera (la esfera de influencia histórica de China), que tienen como número sacro al ocho, a diferencia de nuestras culturas que tienen al siete como numero santo. Como ejemplo de la numerología asiática, tenemos el antes mencionado Yatagarasu, el "Ya" en su nombre se escribe con el carácter para el número ocho. Ya mencioné la espada corta césped, pero los dos otros tesoros imperiales, un espejo y una joya, también tienen el carácter de ocho en su nombre. También tiene ocho en su nombre la deidad japonesa de la guerra, hachiman, que significa "ocho estandartes". Sólo basta decir que es un motivo muy ubicuo en su cultura.

Viendo esta pista me intrigué, he intenté buscar en la biblia algún uso del numero ocho, para ver si podría usarlo como medio para construir un puente que facilite su conversión. Ya que construir puentes es nuestro trabajo. Pude ver que después de la semana de siete días aveces el día después del sabath, el octavo, era tenido como de descanso, lo cual pasaba también con el año sabático, que se describe como el octavo año. Luego está la purificación del Templo por Judas Macabeo, y la presentación del Niño Jesús en el Templo. Ahí ocho era el día de la purificación de algo que ya era sagrado (el templo del Señor, vetero y neo testamentario) que había sido profanado (el templo viejo por rituales inmundos, y el templo nuevo por las maldiciones que Dios impuso al genero humano). 
 
Otra ocasión donde el ocho es usado es en la descripción del templo que hace Ezequiel, donde los escalones de cada pórtico son siempre ocho. También menciona ocho mesas donde se hace el sacrificio. Y al final de la visión dice que en el octavo día de hacer la oblación ya no estaría enojado el Señor. La visión del Templo de Ezequiel claramente toma lugar durante el Milenio, en donde todas las naciones del mundo van a Jerusalén para honrar al Dios único. Vemos entonces que Dios terminó su creación en siete tiempos, y el octavo tiempo es el tiempo del regocijo después del trabajo. Siete días tardó la purificación del templo del Señor y en el octavo estaba limpio.
 
Este ejercicio teológico lo hice porque pienso yo que si queremos convertir de forma pacífica a los japoneses habrá que hacer más de una concesión superficial. Entre ellas tratar de usar su noción de que el ocho es un número santo. Pues como dice san Gregorio Magno, para exhortar al soberbio hay que convencerlo de que nos es necesaria su ayuda, tal como hizo Moisés con Hobab. 
 
Entonces, ¿cabe usar los temas mitológicos como contextualizadores para que el Evangelio les sepa mejor? ¿Como podría ser usar los tambores de raijin y fuujin, para hacerles entender que el verdadero Señor de las tormentas, que viene en su nimbus negra, es Cristo? ¿O hacer uso de la imagen de los ocho estandartes para hacerles entender que el verdadero Señor de la guerra es Nuestro Señor? Hago mucho hincapié en que no me malinterpreten, no se confundan con que estaría usando la misma táctica que usó la falsa doctrina de shaka para esparcirse por el archipiélago, porque usaron ellos de pesados sincretismos y de obvias manipulaciones políticas para establecerse y propagarse. Tolerantes eran a las deidades del shinto, meramente las vestían con ropajes de monje budista, como hicieron con el anteriormente mencionado hachiman, o también sincretizaban a su shaka con sus otras deidades. La falsa doctrina del budismo es claramente una invención maligna, entre las muchas evidencias tenemos a su indiferentismo religioso. 
 
Entonces para que quede claro, les dejaré un símil: así como la imagen milagrosa de Nuestra Señora de Guadalupe tiene aspectos indígenas, mas no los aboga, ni defiende el contexto de donde salen, antes bien los está sepultando. Los astros que los nativos mexicas adoraban son meros adornos para Ella. Queda claro entonces que está tomando elementos que podemos denominar como materias noájidas, que corresponden al pueblo en sí, y no al adversario que entre ellos difundió mentiras. Y dio uso de los susodichos para la conversión de los indígenas. Por esto me queda claro que Ella es verdaderamente la Señora de todos los pueblos.
 
Aunque cuando convertimos a otras naciones no tuvimos que hacer concesión alguna, creo que en cierto sentido, ésta nación en particular es un tanto diferente. Es la última joya en la corona de la cristiandad, el Papa Gregorio XIII en su lecho de muerte todavía se preocupaba de sus cuatro embajadores llegados desde el Japón, y su sucesor Sixto V continuó el trato amistoso no característico de la alta sociedad. El rey Felipe II saludó con un abraso a los mismos embajadores, el hombre más poderoso en su momento, con la mitad del mundo en su poderío hizo esto. Y es que representa el país Nipón al dictamen de Nuestro Señor: "hagan discípulos de todas las naciones". Y este servidor considera, que el día que se conviertan se cumplirán estas palabras, y entonces vendrá el fin. Son los últimos y por eso mismo son los más importantes.
 
Igual, es plausible que los marginados de ésta nación no quieran ya nada que ver con la nación que los vio nacer pero que no les dio amor alguno. Pues el verdadero amor es con Dios, está claro que no lo tienen y no lo poseerán hasta que se conviertan. Nada me haría más contento que verlos abandonar de su propia voluntad la nacionalidad terrenal y levantar el patriotismo celeste. 

He aquí el crux del tema, cualquier otro tipo de restauracionismo es ilógico. Tomemos como ejemplo lo siguiente: Imaginen que durante el periodo romano se levanta un grupo de gentes que no se identifica como romano, si no como remorianos, que buscan la gloria del país de Remoria, que iba a ser el nombre de Roma si en lugar de Rómulo era su hermano Remo quien lo fundaba. Y bueno, lo que salta inmediatamente a la vista es que, no solo no tienen relación directa con Remo, sino también que están buscando la gloria desde, para, y hacia un país que no existe, cuyo fundador original está muerto, y que no dejó nada que nos hable de sus ideas para su ciudad o de su filosofía personal. Así que vemos que cualquier restauración sería más bien la instauración de algo enteramente distinto, que meramente tiene semejanzas superficiales con algo pasado.
 
Pero ésto que acabo de describir es el caso con todos los países del mundo. Ninguna de las 70 naciones noájidas originales puede decirse tiene su nomio-equivalente (igual en leyes) en la actualidad. Yo creo que sí existe la cultura, pero como dije, mantengo firme la idea de que debe ser separada del susurro de vientos fatuos y mundanos, que con el paso del tiempo se han incrustado en las naciones modernas. Creo también que existen culturas que son del adversario, que deben ser destruidas y dilapidadas a ras de tierra.

Mientras tanto, la nación Edenita y su tradición subsiste todavía en la cristiandad católico-hispana. La etiología de nuestro nombre, católico, significa "que es universal". Por eso si alguien de verdad quisiera volver a la tradición, entraría al catolicismo. Donde están invitados todos los que tengan oídos para oír. ¡Vengan gentes, que la patria original está esperándolos!

¿Qué puede tener de bueno un "orgullo nacional" que empuja a los hombres a defender hasta la muerte a una nación que no los ama?