lunes, 27 de febrero de 2023

Diario 23

El tiempo se acerca para el viaje, estamos a dos semanas de partir más o menos, estoy un poco nervioso.

Realmente me ha dado bastante tiempo para pensar, hemos visto como mi opinión al respecto de mi idea fue cambiando, evolucionando. Pero al final, no hubo real diferencia con mi conclusión. Iré con todo el propósito de entregar mi solución para la invisibilización de la posición sedevacante. En un sólo párrafo:

La formación de una orden monástica, de carácter militar, que sea lo suficientemente laxa en su regulación para que puedan llegar adeptos, y para que dichos adeptos puedan vivir en el mundo al mismo tiempo que son ejemplo vivo de lo que la vida activa en el catolicismo tradicional hace, lo son sólo cosas buenas.

Luego, el Obispo no tiene porqué darme bola con ésta idea. Puede ignorarla, al fin y al cabo, soy un random para él. Lo que sigue a este plan son los siguientes finales. El final A es el más probable, en donde escucha mi idea, y decide que por X o Y motivo no será realizada. Final B es implausible, en donde no sólo escucha sino que busca la implementación del concepto de forma seria. Tengo pensado también un final C, en donde la idea es considerada con seriedad pero pospuesta, o inclusive convergida con un plan previo. Seguidamente pienso que existen más variaciones dentro de cada final, no vale la pena pensar mucho en ello, ya que son enteramente hipotéticos. No descartamos tampoco la posibilidad de un final 0 en donde ni siquiera llegamos a hablarle la idea al obispo.

Con todo esto mi opinión dejó de ser mi pensamiento que ésta era mi inminente obligación para acatar con el mandato divino de la Providencia. Ahora veo que si Dios quiere que pase, es imposible que me elija a mí como el general al mando de tal operación. Obtendré los sacramentos y saldré de ahí, listo y preparado para vivir en el siglo, hasta que se acabe todo.