lunes, 6 de febrero de 2023

Diario 10

 Día quinto, mediodía.

Boté un vaso por accidente hoy, mi día se arruinó. El día sábado cuando fui al río perdí mi libreta, pero bueno, no era algo imprescindible, no es el fin del mundo (todavía). Bueno, como fuese, no he comido nada, ya que me levanté a las 4 de la tarde. No tengo nada que hacer, nada realmente, que pueda ocupar mi tiempo de forma productiva, no tengo ganas de comer, no tengo ganas de nada. 

Lo único que me interesa ahora es entrar a la vida monástica, lejos de las preocupaciones del mundo. No creo que valga la pena realmente quedarse en éste mundo. Considerando que dentro de 5 años todo será ido. Confío en que Dios nos dará la felicidad prometida pronto.

Ya qué. Voy a hacerme un pan con tomate, extraño el pan fresco sí, y ahora cuando prometí no comer nada de uvas, ahora es cuando traen uvas, realmente así funciona la cosa. 

Esperaré y viviré feliz dentro de poco, solo tengo que esperar pacientemente.

Pensé en esto, en que puede ser el caso que enseñen algo de música en el seminario, y no sé, no soy muy musical. También tengo algo de ansiedad con respecto a las clases, no sé si seré buen estudiante. O si estaré sólo ahí.

Como sea, no importa eso, lo único que importa es que tendré la chance de acercame más a Dios, seré feliz en un lugar lejos de la urbe, contentado con poco, porque el que no se contenta con poco nunca será feliz.

De la música, realmente me gustaría aprender y tocar canciones increíbles para que me vean y digan, "que bien tocas" o "me agradas porque me entretienes". Pero creo que como esclavo a Dios que uno es, debería preocuparme más que mi trabajo sea cual fuere sea de agrado a Dios y no a las personas. Pero no sé si Dios alguna vez le ha dicho a alguien que le gusta su trabajo. No es algo que me parece Él haría. Bueno, a mi solo me interesa aprender aquello que me permita ser más querido por mi Señor.

Prefiero la comunidad con Dios antes que cualquier otra cosa. De ser posible me gustaría vivir sólo con Dios y nada más, aislada de todo aquello que molesta, dice el alma, pues así me gustaría estar, donde la plenitud de las cosas y el fin último ha sido alcanzado y ahora solo queda disfrutar.