jueves, 16 de febrero de 2023

Diario 18

 Hoy dormí en demasía. Me dio vergüenza salir de la cama.

Bueno, iba a yo preguntar acerca de las sibilas con el monseñor, ya que ahí se valió la tradición cristiana para expandirse sobre los gentiles paganos. Lo mismo podríamos hacer para convertir a los nipones. Pensé en cómo convertirlos a la fe verdadera, de qué forma podría construir un puente que los lleve de forma sencilla a la Verdad. 

Porque primero pensé en demostrarles los muchos milagros que tenemos, pero la verdad, luego dije, que tal cosa haría de su conversión algo con menos valor. Ya que tuvieron que ver para creer. Entonces, "te mostraría pruebas, porque las tengo, pero si lo hiciera entonces tu fe no tendría tanto valor" es lo que les diría. Mas un poco de duda piadosa no está mal, así que si de verdad quieren, si de desean creer, ahí sería justo.

Después, pensé decirles que si quieren seguir un verdadero Señor de la guerra, el verdadero Señor que decide quién gana un encuentro bélico. Si quieren seguir al que de verdad controla los rayos. Pues que sigan a nuestro Señor Jesucristo. 

Finalmente, pensé en que también hay profecías mesiánicas entre ellos, así como las sibilas, y podríamos dar como se dice nuestra propia lectura para sacar a los seguidores de la mentira y ponerlos en el camino a la salvación. Particularmente a los seguidores de shaka, que no son pocos, pero que tienen tan erróneos conceptos por haberse originado de algo tan incorrecto como lo son las falsas enseñanzas indo-brahmánicas.

 

Luego hoy, estuve analizando en meditación los misterios dolorosos ahora recién y caí en cuenta que, como dije antes, un romántico empedernido como uno es susceptible a buscar consolación del mundo, pero ahora veo que eso es buscarse corona de espinas. Ya que el honor es algo que viene de arriba hacia nos que estamos por debajo, poner algo como cardos y espinos en nuestra cabeza es literalmente poner eso que está a los píes nuestros por encima de nosotros. 

La consolación debe venir de Dios, si confió que es de Él todo lo bueno que me pasa y todo lo bueno que hago, entonces en vez de "qué pensarán de mí" debe uno decir "qué pensará Dios de mí" y también preguntarse de la opinión de los santos para servirse de mejores opiniones que las de gentes simplonas.

Cuando fui de viaje al río mi madre estaba enojadísima porque fui con los píes sucios, y pensaba que la gente me estaban viendo los píes. Eso es lo más patético que jamás he escuchado, debería de importarle si mi alma está sucia por el pecado, no si mis píes están sucios con tierra, que la tierra con un poco de agua se quita, pero el pecado mancha de forma más terrible y la penitencia para borrarlo es dolorosa.

 

Cristo santificó el dolo en su Pasión. Y no dejó Él de ser Dios durante su Pasión. Está bien el sufrir, mientras lo hagamos por Dios.

Para mí ser respetado vale mucho más que ser querido. Así que para mí, Dios es más mi Rey que mi Padre.