domingo, 19 de febrero de 2023

Diario 20

Dios, a su debida hora, hará llegar su Verdad a aquellos que la necesiten, cuando se lo merezcan. No hay necesidad de estar altivo, asustado de las almas que caen al fuego como nieve en el invierno. 
No escribí nada ayer, porque sería superfluo. Leyendo mis anteriores entradas veo demasiada repetición. Que siempre estoy igual parece ser, ambivalente con respecto a temas de fe, miedoso y cobarde, pero leal y fiel. Sólo quiero yo paz, no pensar en cosas del mundo, si no en cosas celestes, eso es el resumen de todo mi discurso que he ido entregando durante estas 20 entradas de diario.

En cuestiones otras, he dejado el ajedrez, en su lugar ahora juego el juego de tetr.io, ya que me parece mucho más entretenido, relajante incluso, me es fácil para distraerme de las cosas que abruman, pero cuando lo juego la mente sigue queriendo molestar con cosas mundanas, pero cuando no lo juego ya va la mente ocupándose del juego. Es muy raro.

Como fuese, hoy no tengo nada que hacer, como siempre, ya que ese es también un factor en mis entradas, el ocio con el cual vivo. 

Ya queda poco, ya la próxima semana es el primer Domingo de Cuaresma, cuando sea el tercer Domingo, ahí toca partir. Estoy ansioso pero de forma contenta, ya que como dije en el párrafo primero, Dios en su Divina Providencia hará llegar su Verdad a aquellos que se lo merezcan, cuando Él diga que deben recibirlo.

Falta poco, para la paz singular, para la feliz soledad, que yo siempre he vivo sólo, pero ahora será con Dios.

Triunfaré sobre el terror invencible, moriré en olor de santidad, daré la sangre por Dios, viviré para servir, no tendré más de lo que necesite. Así viviré yo.