martes, 31 de enero de 2023

7 áxiomas de mi persona.

Déjame decirte, que el propósito de un hombre es cultivar la tierra. Ser un jardinero es para lo que fuimos creados (Gen. 2:15) No soy profeta, soy un hombre agrícola, tal cual Adán el ejemplo mío desde mi adolescencia (Zac. 13:5).

No tengo yo deseo otro que compartir ésta mi sabiduría, porque indolentemente la aprendí, y sin envidia la comunico; las riquezas de ella no oculto (Sab. 7:13). Les informaré lo que encuentro yo es lógico pensar, pues de esta forma pienso yo:

Son 7 los puntos que doy:
1. Pasión
2. Dolor.
3. Humildad.
4. Cloistral.
5. Obediencia.
6. Renuncia.
7. Milicia.

A continuación defino cada una en detalle:

1. PASIÓN: Es la vida dolorosa, y es el sufrimiento una parte de la condición humana la cual es inseparable de la misma. Nuestro Dios también vivió atado a las maldiciones que Él mismas puso sobre nosotros, las espinas y cardos que traería la tierra y el sudor en la frente, lo vivió todo. El sufrimiento y muerte de un justo que no lo merecía también Él lo vivió. Para unirse con nosotros en toda miseria, de modo que podamos nosotros unirnos a Él en su felicidad. Aceptar ésto es crucial para vivir, pues en cualquier problema miro yo la Pasión y soy calmado. Es su copa el Cáliz de la Vida Eterna.

2. DOLOR: Debe el hombre vestir su desnudez, pero de sus pies no cubrir. Debe el hombre aceptar el dolor, el sufrimiento, si es mandado por Dios. La mortificación de la carne es obligada para recordarnos que estamos muertos en vida, no tenemos nada en la tierra ni siquiera nuestra carne, pues ésta la tomamos prestada y la devolvemos al piso al final de nuestros días. Es el buque que lleva al alma ya sea al puerto de la salvación o al abismo sin fondo del tártaro. Súfrelo todo, con tal que no te olvides de la caridad.

3. HUMILDAD: Debe el hombre preocuparse de cosas celestiales, no de cosas frívolas. Las cosas más necesarias para la vida humana son: el agua, el fuego, el hierro, la sal, la harina, la leche, la miel, el vino, el aceite y la ropa. Teniendo ésto difícilmente te puede faltar algo más. Añade si quieres espacio para estirar los pies, un techo, una manta, y una almohada y ya no necesitas más cosas en la vida. Y les digo, que cada una de estas cosas existen de forma física y espiritual, porque también los infieles pueden vivir solo con esto, pero ya que no viven de forma espiritual sino puramente física y terrena, no pueden disfrutar la humildad y pobreza real.

4. CLOISTRAL: Debe el hombre ser sin nombre. Odiando el reconocimiento, el destacar en lo que sea. No debe de importarle ni honores del mundo, ni amistades del mundo, pues la gente mundana te atrapa en sus vanidades, en sus vanaglorias. Estar con mundanos y exponerse a su mundana existencia es como poner la cara pegada a un tubo de escape, y no puede un hombre abstenerse de respirar. Debe el ser como una almeja, que guarda en un sello hermético su perla, que es la gloria que reservamos para Dios. Nuestra identidad es de Dios sólo, y no va a ningún listado honorífico ni a crónicas mundanas.
 
5. OBEDIENCIA: Debe ser el hombre obediente como un perro, como un animal de carga. Le dicen ve y va, le dicen siéntate y se sienta, le dicen come tierra y come tierra, le dicen tirate de un barranco y se tira. Y es su obediencia sólo hacia los vicarios de Dios en la tierra y nadie más, así como un perro sólo escucha a su amo y nadie más, porque sólo su amo lo alimenta, solo él lo cuida.  Mucho más seguro es estar en sujeción que en mando.

6. RENUNCIA: Debe el hombre poner su vida como una herramienta útil para Dios. No debería importarle a un hombre tener una persona propia, porque todo lo malo viene de uno, y todo lo bueno de Dios; de un hombre sus sentimientos son piedra de tropiezo, sus opiniones blasfemia, su vida es muerte, sus gustos son pecado, sus deseos son infierno y sus pedidos gehenna. Está claro entonces que tenemos que ser en nada nosotros mismos y en todo llenos del Espíritu de Dios. Sin nombre, como un mueble, una herramienta. Sin personalidad, sin deseo ni apetito de nada que no sea el Cielo.

7. MILICIA: Debe un hombre defender únicamente el honor de Dios y sus Santos. No importa lo que nos digan, no tenemos nombre ni persona real, pues nosotros no estamos en el mundo, estamos en el tribunal celestial, tenemos que ver las cosas como son, el presente como el pasado, nosotros como viajeros en el tiempo estamos acá sólo para que el libro que tenemos en frente en el presente real esté lleno de todas las veces que defendimos la fe verdadera.


Éstos que ven son mis siete puntos clave, que si me dan a alguien para convertirlo en un adepto de mi orden, pues estos son los puntos que tiene que aprender y aplicar.

Porque no hay placer en la vida material que se compare al placer que Dios tiene reservadas a las almas de sus Santos. Todo lo hago por ese gusto y felicidad que son eternos, y son promesa infalible a los que aguanten hasta el final.