lunes, 10 de julio de 2023

Mi humillación 😔.

Ayer escribí en mi entrada de Diario 39° lo increíblemente feliz que me sentía, empero hoy en la mañana se había ido ese éxtasis.

Pasé rápidamente y de forma sucesiva por cada desesperanza y error de los que sufría anteriormente. Durante todo el suplicio estuve repitiendo que sólo quería seguir la voluntad de Dios. 

Me sentí tan triste, abrumado, enojado y no sabía ni entendía porqué. Mis consideraciones que di antes de querer trabajar para la preservación de textos llegue a despreciar, como es común para mí en mis momentos débiles quería más que nada huir.

Analicé qué es lo que quería, y noté el error. La verdad es que tenía una idea equivocada de la voluntad divina, en mi egoísmo solo quería que Dios fuera mí Dios y de nadie más, eso mismo llegué a decir. Pero Dios no quiere un solo individuo en silencio adorándolo, Él quiere un pueblo entero. A ese pueblo el Espíritu Santo lo mantiene unido.

Creo que fue santa Teresa de Ávila quien dijo que Dios primero muestra la recompensa, para que sepamos por qué estamos luchando. 

Y con eso ahora comprendo, todo lo que hacía, lo hacía para ser yo el centro de atención, quería formar una orden, quería buscar el permiso episcopal, mi obcecación con buscar potestad, con propagandizar la postura sede, quería hacerlo todo para obtener gente por debajo mío. Joder pero que obvio que era; cómo han de estar dando vuelta los incrédulos ojos de mis santos ante la mera estupidez de mi persona.

Y cuando veía mi ego sin rendirse y me daba cuenta de que era causa perdida buscaba huir adonde no tuviera que luchar, pero huir cortando mi mano pecadora no me haría tan santo, a diferencia de tankear el golpe y aprender a subsistir con otros seres humanos.

Pero en verdad no tengo puesta mi confianza en personas, veo y entiendo que es Dios realmente quien por otros puede darme apoyo y sustento, como dijo san Agustín en sus confesiones:

Recibiéronme, digo, los consuelos de la leche humana, de la que ni mi madre ni mis nodrizas se llenaban los pechos, sino que eras Tú quien, por medio de ellas, me daban el alimento aquel de la infancia, según Tu ordenación y los tesoros dispuestos por Ti hasta en el fondo mismo de las cosas.

No puedo aprisionar a Dios en mi corazón, solo puedo rendirme y pedir que no vuelva a salir nunca. Que si hubiera algo que le disguste y cuya presencia le desagrada yo lo sacaré inmediatamente para no arriesgar su partida. 

Entiendo y comprendo la inutilidad de mis acciones por sí solas, mas mantengo la firmeza de que la voluntad de Dios opera en mis locomociones, cosa que sólo puedo esperar al mantenerme dentro de la tradición. 

Pero llegado a este punto, no me basta ya, como dije en la entrada titulada 'Beowulf', la devoción simple. Porque la gracia del Señor me ha elevado a entender cosas tan superiores, aún cuando mis intereses son de lo más simples.

Claro que dije ya antes, que no tengo otro interés que obedecer la voluntad de Dios. Si en su infinita sabiduría decretó Dios que debo aprender los estratos superiores del amor a Dios, entonces no quedó de otra.

Pero a medida que voy adentrándome en esta jungla del conocimiento, que otrora fuese tan explorada y tan bien documentada, mas ahora está abandonada, tras cada tropiezo no puedo evitar pensar lo difícil que sería para otro venir hasta aquí. Y porque no le desearía el dolo que fue necesario para llegar hasta acá. Pero eso no es cristiano, ya que el dolo es necesario para llegar al amor perfecto.

En efecto desprecio el estado en el que fui hallado, el de un hijo de la rabia, y ahora quiero avanzar hasta los pies de mi Señor, pero no sé quién será aquél deseoso de hacer lo mismo. No me queda de otra, como dije un par de párrafos atrás, esperar en Dios para que Su gracia guie a los adeptos por ésta selva enigmática.

Aunquempero, el sedevacantista promedio no me parece un hombre de acción. Reclama y reclama el sedevacantista, pero no hay suficiente propaganda, yo mismo me quejé de eso en mi correspondencia miscelánea. 

Teniendo en cuenta el principio de esta entrada, no quiero sonar como que estoy buscando llamar la atención, solo digo...Pero no, la cualidad de los adeptos es mucho más importante que su cantidad. Y el reconocimiento de los bastardos de la rabia, de cuyo estado fuimos rescatados, no vale nada. 

Mas aún, diré, que aunque no sea el espadón que ejercía antes la iglesia, aún una pequeña daga de potestat es dignidad obligatoria y suficiente. Porque no quiero ver a mi iglesia perseguida, yo no quiero verla así, ya no más. 

Así como los jóvenes le insistieron a Nuestro Señor en Emaús, así yo insistiré a mi Señor, ahora que ha vuelto a mi corazón, que por amor nos dé el más pequeño sable de poder con el que defendernos.