domingo, 30 de abril de 2023

Diario 38

Ayer llovió.

 
Todos ellos se deprimen con la lluvia, pero para mí es una bendición de Dios. Es un momento en donde el cielo intenta tocar la tierra, analogía bella de la encarnación del Verbo. Los vientos se demuestran como bajo la total autoridad de Dios y de nadie más. Mientras todos los intentos del hombre en domar a la naturaleza jamás triunfarán, ya que mientras el alma del hombre siga en comunión con el adversario, la naturaleza nunca volverá a estar bajo sus pies.
 
En verdad, Dios es el Señor de las tormentas, el Señor de los ejércitos, el Señor de la cumbre montañosa. En una tormenta, rodeado de soldados, en la peña de una colina, en tal lugar me sentiría más seguro que en cualquier otro lado del mundo.

Me gustaría estar en la cima de una montaña, lo único que me importa es ser visto, que la gente del mundo tenga algo que decir de mí. ¿Por qué no puedo ser un simple hombre cristiano? ¿Por qué tengo que ser el mejor? Ha de ser algo profundamente humano querer mejorar, querer ser el mejor. ¿Es pecado querer ser el mejor?

Cómo me encantaría traer devuelta la Jerusalén terrenal, la ciudad relicario. Cómo amaría caminar por las calles sin miedo y solo con amor a los que me rodean. De forma recíproca amar. Entiendo que mientras exista la tierra existirá dolor sobre ella, pero quiero que todo nuestro dolo sea en Su Nombre.

Si nadie más está dispuesto a tomar éste trabajo, yo lo haré. Tenía una entrevista con el Monseñor Pío Espina apuntada para Mayo, pero fue movida hasta mediados de Junio. Lo que sea que la divina providencia tenga planeado no es de mi incumbencia.

Ahora mismo me haré una vida común y corriente, feliz de lo que tengo, feliz de lo que Dios me ha dado, porque realmente, estoy perfectamente contento conmigo mismo. Lo que me hace infeliz es la soledad que me da tener a mis seres queridos todavía en la secta conciliar. Pero el mismo libro dice, que antes de que sea destruida la ramera de babilonia, Dios le avisará a los suyos que salgan de ella para que no sean atrapados en el fuego cruzado.