sábado, 20 de mayo de 2023

El espacio más liminal.

 Las dos lecturas de «El jardín de las delicias» de El Bosco |  BlogSOStenible: Noticias medioambientales y datos... aportando soluciones
Es famoso el tríptico de "El jardín de las delicias" por Jerónimo Bosco. Menos conocido es la pintura que se ve al cerrar el tríptico. 
 
 
Ésta pintura para mí representa el espacio más liminal posible. Uno de los 7 primeros días de la creación. Esas figuras entre animal y mineral me cautivan. Y cómo Dios sostiene la Biblia al principio de la creación. La historia de la salvación ya escrita mas no parte de la creación, sino parte de la Providencia de Dios y por eso pintada directamente a Su lado.

No me gusta cuando Plineando se pone a filosofar con una imagen como su fuente de ignición, así que lo dejaré hasta acá.

En cuanto a la 'liminalidad' debo decirles, escribí en la previa entrada "Nimbus Nigra" que estaba harto de ser como un adolescente, pues exhibe que estoy atrapado en un estado liminal entre niño y adulto del cual todavía no salgo. En la entrada "Supervivencia" dije que estaba dispuesto a ser un vagabundo, y creo que eso es porque me siento constantemente en un estado mental de divergencia, de fluidez en el sentido de transitor, transeúnte, que va de un lugar a otro. Me siento ya en un área limítrofe; Cuando Plutarco habla de Numa Pompilio le cita diciendo que "el dios de las fronteras tiene que ser un Dios que ame un sacrificio pacífico" ya que las fronteras al ser respetadas marcan la vigilancia de la justicia, y si son ultrajadas son prueba del crimen cometido y justifican el castigo tomado. Cuando Dios dividió las naciones del mundo durante la generación de Peleg, en ese momento Él marcó juntamente los límites de los países, donde empieza y termina un pueblo. 
 
Yo siento que no soy de ninguna nación, no soy de aquí ni soy de allá, como dije en "Naciones Gentiles" yo y el resto de cristianos somos parte de un pueblo que ya no existe, un pueblo en el que se nace de espíritu y no de carne, porque "Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu". Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, desde "En el principio.." hasta "..el Alfa y el Omega" se habla de gentes que mantienen vivo el legado de éste pueblo, el pueblo de la raza adámica perfecta del Edén. Que ostenta cuatro miembros que nacieron naturalmente como uno, siendo ellos Adán, Eva, Jesús, y María. El resto fue rescatado por Jesús para nacer de nuevo por agua y espíritu como parte de este pueblo.
 
Abel, cuyo nombre significa "soplo, frágil" ya simbolizando su naturaleza transitoria como el hijo medio que existe para el desarrollo de personaje de caín, es visto históricamente también como símbolo de los hijos de Dios, que están en este mundo de paso nada más. Nosotros al recibir bautismo, o al entrar en el estado de gracia por otro de los sacramentos, nos encontramos en un estado liminal, el estado más liminal, el estado entre la vida eterna y la condenación eterna. Ya es de por sí el planeta tierra un espacio liminal, una extensión del infierno que existe para el refinamiento de almas, una parada temporal, un cruce viario del Edén y el gehenna.
 
Dios en el Génesis divide la tierra del mar, y en Job se habla de como Dios le dice al mar donde comienza y termina, implicando que si Dios no le dijese nada al mar, éste se tragaría a la tierra. La Biblia está llena de mediciones, de delimitaciones entre lugares y gentes. Cuando menciona a Amalek se menciona que es hijo de Edom, dando a entender que dentro del pueblo al que Dios odia por siempre, hay un sub-género de gente tan odiada por Dios que será Él mismo quien les haga un damnatio memorare.

Es parte de la humanidad dividirse, como dije en la entrada anterior hay que buscar las cosas que nos separan más que las que nos unen. Porque hay un algo que separa y filtra a la humanidad, y es la cruz de Cristo. Como menciono párrafos atrás, esto nos deja a nosotros católicos tradicionales en el estado más liminal de un ser humano. En camino a nuestro hogar verdadero (el cielo) pero aún no en el.
 
Regresando a la pintura del Bosco, con todo esto en mente, vemos en esa primera semana de la creación al espacio más liminal posible, el viaje entre que la nada es destruida y el algo es creado, siendo ése algo un espacio entre la vida y la muerte, el espacio más liminal.