sábado, 16 de abril de 2022

Oración abierta.

Mensaje automatizado si no me dejan postear desde el Cloistral. Para la Pascua.

 

En las muchas palabras no estoy exento de pecado, empero con mi voz he clamado ante el Señor; ante el Señor he suplicado con mi voz. En su presencia dejaré oír mis palabras; ante Él proclamaré mi tribulación.

Mi Señor,


Le digo que me encuentro bastante calmo, a pesar de que lleva usted 6000 años dejando que Vuestra misericordia pare la mano de Vuestra justicia. No soy yo ni es ningún ser digno de jamás ocurrírsele inquerir al respecto, mas mi señor, si son 7 los días de la creación, y para usted mil años son como un día, entonces: ¿de verdad permitirá que todos los días de su creación la justicia deje a la injusticia obrar? ¿Dejará Usted sin castigar la tierra? Sí, el castigo llega en la muerte, pero en serio dejará abierto el corral, y gritará alto para dejar adentro a todos los lobos del bosque? Todas sus ovejas las ha lanzado, y se lo merecían, porque Usted Señor solamente puede hacer justicia. Éste es mi terror de usted, éste es mi temor de Dios. Puede hacer lo que plugiera, y siempre estará justificado, Dios, la bondad absoluta, Jesús, la verdad y lo que es correcto sin falta alguna.

Por eso, Santa Virgen María te pido, aumente el Santo Espíritu mi amor por Dios, para que sea más mi gozo en que me ha respondido, en que me ha ayudado, en que mis dudas se ha dignado a responder, y que me ha dado todo cuanto he necesitado. Él no dará una piedra al que pide pan, simplemente no dará nada si sabe que lo uno pide no es pan. Pido entonces lo que estoy seguro que el Señor Jesús quiere que le pida, que es más razones para amarlo, pido por saber exactamente cómo fueron hechas las cosas, porque Jesús es testigo de la historia en su totalidad y su palabra es perfectísima, estaría más que contentado en verle, pero realmente la opinión de Jesús es la única que importa, es obvio entonces que puedo olvidar todo cuanto haya existido, y mientras conozca a Jesús eso es todo lo que vale.

Señora, en definitiva quiero yo poder tener una señora propia, y muchos vástagos para darles todo esto al Señor. De verdad quisiera poder decirle al Señor, gracias por darme tan grata compañía, gracias y por esto te los instruiré en tu verdad, está claro que el Señor sabe más y por lo tanto puede ver mi actitud y saber si merezco yo o no que me de una familia, en cuyo caso actuará siempre siguiendo su justicia. Confío plenamente en Dios padre todopoderoso, en su Hijo, en el Espíritu Santo.

Tengo un odio por los herejes que es  inconmensurable, la misericordia de Dios nos obliga a vivir así en la tierra. Pero por eso entonces le ruego al Señor que me permita no tener que preocuparme de doctrinas heterodoxas, ni tampoco de herejes ni cismáticos, ni apóstatas deuterovaticanos. A decir verdad Santa Madre de Dios, no tengo yo deseo alguno de perdonarles, porque el perdón viene solo de Dios, y no puedo yo perdonar a aquellos que son peores que los asesinos, por que el homicida mata al cuerpo pero el hereje mata el alma. No tengo yo nada más que deseo de levantar la espada de mi padre san Pedro, y cortarles las orejas con las escucharon su iniquidad, perforarles la garganta con la que hablaron falsedad, y romperles las manos con las que escribieron blasfemia. Señora, cuánto es el repudio que le tienen a Usted mi muy amable Maestra. Pero deben existir, hasta el día del juicio.

Y bien, entonces aléjeme Dios de los mundanos. Si como Elías pensaba estar solo él contra los herejes, pero Dios le dio siete mil hombres que no se arrodillaron ante falsedad, entonces que así mismo el Señor me dé una sola mujer que ame a Jesucristo tanto o más que yo. No puedo yo sostenerme si no fuera por Usted dulce Virgen María, entonces si pudiera yo pedirle que me diera pilar de reposo en la tierra, así como Usted lo es en el cielo, estaría agradecido nuevamente con Vusted.

No deseo nada más que el cielo, y si el Señor me lo concediese entonces le pido que por su amor me rescate de acá dejando derramar sobre mi su gracia y afecto con el cual en el mismo instante me arrebate de la vida y que con la dulce compañía de la Virgen María pudiera yo pasar por el portón de la vida, que es en verdad muerte, hacia la muerte, que es en verdad vida. No tengo yo nada más deseo que olvidar ya la tierra y todo cuanto hubo, no quiero más que eso.

Mas si Dios decretó que todavía habrán más días añadidos a mí, entonces que por amor los haga amenos. Santa María, te diré, que odio que cómo Job tenga uno que ser torturado, tirado a los lobos, ultrajado por hombres o maldades invisibles. Quiero pensar que Dios me ama, pero si el me ama entonces me sacará de su regazo y me hará soportar la intemperie, me hará abrazar estatuas en el invierno, y me hará comer tierra en verano. Para que cuando lo abrace a Él tenga mejor gusto, para que cuando coma su pan tenga mejor sabor. Y lo hace porque es perfecto.

Yo soy como el barro en la tormenta, como la cera ante la flama, como el pasto seco al sol. Si la divinidad del Señor se me muestra con la forma de Cristo es porque su amor es demasiado para uno.

Oh, Santísima Madre de la misericordia, sabe Usted cuánto ansío amar a Cristo, con tanto recelo y gustoso de que me mantendrá siempre protegido, Oh santísima maría, por escribir ésto siento que me estoy ganando que mis tripas revienten, que mis dedos se quemen. Y soy feliz aún así Señora, porque el Paráclito del Señor me inflama de Su amor puro. Tengo miedo Señor, de no servirte correctamente. Tengo miedo Señor de servirte correctamente. ¿Cómo podré amarte a Ti, que con un pensamiento me puedes borrar todo lo que me diste, aunque jamás deje de agradecerte en vida todo lo que me trajiste?

Eres justo Señor, pero cómo va a ser mayor tu misericordia que tu justicia. 6 mil años, son de aquí hasta el origen de la creación. Y en todos y cada uno de ellos has dejado escapar al mal, ¿dejarás escapar el mal por otros 6 mil años más? ¡Si Usted quiere claro que puede! Oh Señor, entonces acabe mi miseria, maldigo los días menos aquel en donde Usted mandará a su ángel para que me rescate.

Ya puedo sentir mis tripas reventando, mis dolores y miserias aumentando. Gracias Señor, por no hacer que sean espirituales mis dolores. Prefiero mil veces la tortura del cuerpo antes que la tortura del alma, cuánta grande será la miseria de los torturados en cuerpo y alma en el gehenna.

Y si, cuando me afliges, tu paradójico amor, tu incomprensible ternura me hace olvidar todo, me das el gozo de verdad, el que dura por siempre. Prefiero mil veces éste gozo antes que el que dura por un rato corto, lo que tiene final es prescindible, lo único que importa, es el eterno Edén.

Dios, Señor, sabes cuanto amo tu eternidad, tu dogma y tu verdad, realmente me interesa más ahora que soy temporal saber de como trajiste las cosas de la temporalidad. De cuáles familias son las naciones, y si me podría dar entonces muchas vástagos que todos siempre amasen a Usted.

Pero claro que puede todo esto ser ignorado, siempre obviamente lo es, y no estoy triste de que lo sea, no me interesa que no ser escuchado, no me importa estar solo, no me preocupo por mi hambre ni sed de justicia. Tengo siempre a la Virgen María, tengo siempre el Rosario. Cree Usted que necesito algo más, démelo entonces Señor.

Mi único deseo es olvidar, olvidar que estuve aquí en un plano terrenal, olvidar que importó algo alguna vez. Porque realmente solo hubo habido una cosa que importaba y era el Edén. No soy nadie, no importo, gracias a Dios. Ni nombres les daría a mis hijos, porque yo tampoco tengo nombre, nombre no tenemos, somos únicamente de Dios. No tengamos miedo ya, no tengamos terror ya, podemos acercarnos con felicidad a la Virgen y Ella nos dará un camino llano, plano, simple, fácil, liviano, sencillo, comprensible, inteligible, correcto, perfecto.

Si Dios quiere, hágase su voluntad y no la mía.

Sinceramente.

¿Porqué he desesperado? Señor, Tú ya lo sabes, y lo puedes explicar mejor que yo. Durante seis mil años ha ganado tu misericordia sobre la justicia. Y si nunca gana tu justicia, ¿cómo puedes decir que eres juez? Puedes poner una cantidad innumerable de misericordia, pero no pondrás tu justicia ni un solo día, porque si lo hicieras Señor la humanidad estaría extinta. Dijiste no castigar otra vez con diluvio, pero entonces vas a dejar que las cosas se pongan tan malas como antes del diluvio. Realmente Tú Señor eres la justicia, entonces si haces eso, se volverá tal cosa justicia, que sólo Tú puedes ejecutar. Y te vuelves entonces inalcanzable en tus misterios, inimitable en tus actos, no fuimos entonces hechos a símil tal, sólo el Cristo puede dejar proliferar el mal y estará haciendo algo bueno. Nosotros viles ratones no tenemos nada que hacer excepto sufrir y luego morir. Acorta mis días Señor, que para seguir tu ejemplo tenemos que todos ser crucificados, entonces mátame, sácame del mundo y llevame a tu corte para que ya no me importen éstas tonteras. Quiero amarte, cómo lo haré, quieres que me mate lo haré, quieres que sufra lo haré, solo si me prometes el cielo podría yo tener tanta confianza en Usted. No puedo yo moverme sin tu permiso, no puedo yo tener felicidad en la tierra, y preferiré siempre morir antes que me importe una sóla persona aparte de Jesús.

Aunque esté sin nadie que le importe lo que digo, aunque viva aburrido y callado, sé muy bien Señor que me espera un ataúd. Gracias Señor por darme la felicidad para continuar, gracias a Dios por la muerte que es su justicia. Porque el mal aunque prosiga, no prolifera más allá de la muerte. Con la muerte seré finalmente como el resto, tendré amigos en el cielo, tendré al Señor con auxilio, tendré a Dios con contento.

Dios, sabes cuanto mucho te he pedido, quiero mis alas de ángel todavía, y las pediré hasta que muera. Tú eso sí puedes ignorarme, puedes quitarme el pan, puedes pisotearme Señor y siempre estarás con razones para hacerlo, puedes Señor quebrarme las costillas, atravesarme los costados, pelarme la piel, y maltratarme siempre que Tú quieras. No me importan las cosas temporales, ni tampoco la opinión de las gentes, solo me importa tu promesa. No me importa nada más que el cielo, no me interesa nada ni nadie, porque no tengo yo amigos ni tampoco familiares. Son todos herejes, son todos contentos, pero al menos el cielo me pertenece por decreto, un cachito de cielo, un pedacito que el Señor Dios me ha apartado para olvidarme de los descontentos. Ahí tendré un amigo que siempre me escucha, ahí solo hablaré con cordura. Ahí Dios me dará muchos compañeros, cada uno especial y distinto. Ahí Dios vendrá a nos como maestro, ahí Jesús me resaltará por el resto. Ahí podré ser contentado y ser saciado de mis deseos de compañía y amor fraterno. Y así será durante toda la eternidad, sin nunca cansarse, sin nunca pecar, sin nunca preocuparme por lo que ocurrirá mañana. Con muchos periodos de verdad y felicidad, nunca me importará nunca jamás haber vivido en tierra yo sólo. Nunca jamás volveré a recordar lo horrible que fue vivir en la tierra.

Y Dios es libre de olvidarme, pero yo no soy libre de olvidarle a Él, su sacrificio recordaré por siempre. Y su gloria me hará triple veces contento.


Me rehúso a cuestionarte, me rehúso a juzgarte con palabras que Tú mismo me permites expresarte, Señor no quiero ni jamás me va a importarte preguntarte porqué haces lo que haces, si tengo un interés, es curiosidad por saber cómo ocurrieron las cosas de la Biblia. No me interesa nada más.

Señor, se supone que tu peso es liviano, que tu carga es suave, que tu cruz es bella y que tenemos que tomarla, entonces no puedes tu luego también decir que es pesada. Tienes el poder de hacer mi carga pesada, y no puedo quejarme, tienes el poder de hacerla liviana también, y tengo que agradecerte en ambos casos, no tengo yo deseo más que agradarte, que me seas amigo y benefactor, pero si un hombre hiciera tales cosas y me espera que reaccione así, no es lógico aguantarle tal cosas. Pero en fortuna Tú no eres otro hombre como cualquier otro, Tú no te equivocas nunca.

Si fueran humanos de carne y hueso los que me nos lancen a los lobos, no lo harían por un misterio que terminará beneficiando, jamás podrían hacer tal cosa. Señor, que eres Padre de los pobres, Padre del nuevo siglo, te pido por favor que no me lances a los lobos. Señor perdoname porque quiero descansar. No vas a sentir piedad por decir yo esto, vas a decir que bien, así es como se  vive, en dolores perpetuos. Tu carga no es pasada no, cuando soltamos cualquier deseo terrenal es muy liviana, entonces Señor podría mantenerla liviana, si Usted quiere.


Estoy viviendo en los tiempos temidos, donde payasos e imbéciles han levantado un ídolo. Desde Aarón vino un becerro de oro, desde el templo de Dios vino la ramera. Ocuparon el trono de Pedro, y peor que Arrio se comportan. Se ha convertido babilionia en la prisión de toda la inmundicia del cosmos. Cuando venga el Dueño de la finca, los ocupas serán tirados a la más horrenda miseria, y será justo. Mi amor por la justicia me mantiene cuerdo, me mantiene ambulante en tierra extranjera, en lugares secos. Ansío los ríos del edén y de la frescura de los buenos vientos que ahora se hallan agarrados por los cuatro ángeles. Los herejes tienen sus blasfemias en orden, y pronto caerá sobre ellos todo cuanto se merecen, mi paz es tal que así.

María, arranca de mis ojos las larvas y las liendres, los bichos rastreros que por inbecilidad propia mis ojos han puesto. Estoy más aterrado de que el Señor me halle con ojos sucios.


Adiós horrible ciudad, adiós horrores de la noche, adiós fealdades más allá de la comprensión humana, mi deseo es olvidarlos para siempre. Váyanse al gehenna los que Dios diga, y todo el bien siempre gana, porque cuando caigas, asquerosa comuna de oscuridad, Dios reconocerá a los suyos, y el resto afuera.

Ni cismáticos, ni herejes, ni nadie fuera de los santos muros inexpugnables de la Santísima Iglesia Católica  Apostólica Romana sobrevivirá. Adiós sucios, adiós rocas en mi zapato, adiós calor de verano, adiós resfriados de invierno, adiós goteras de otoño, adiós belleza imperfecta de primavera. No serán recordadas, el tiempo de futuro y pasado no es, no existe y solo habrá una condición la condición permanente de aquello que mereces. La justicia ha ganado, todos han sido tirados, finalmente descanso.


Nada por debajo del sol valió la pena, no había nada que importase, nada. No había nada que hacer, era tan sencillo darse cuenta, pero toda la rapiña está entregada para ser eliminada. He dado con caridad, he mandado que fuera de los muros habrá pura destrucción, pero nada, nadie quiso escuchar tal palabra. Porque todos preferían estar afuera de los muros. Preferían afuera de los muros donde todas sus tonteras fuesen perdonadas, donde creían tener más espacio. Retrasados mentales, nulocefalos energúmenos carentes de lógica expresantes retardados mentales dignos  de expulsión autoexiliados de la más rica tierra toman las rocas y las ponen como oro, los bellos muros, que no tienen fisura, son la más poderosa fortaleza, ¿cómo es que viven fuera de ellos siquiera? Cómo tienen aire ahí afuera, cómo tienen provisiones, cómo tienen vida, sino porque aunque estéis afuera las provisiones siguen llegándoles por la remanente misericordia que los está esperando devuelta adentro, si tan solo les importase volver. Realmente es justo entonces que cuando salgan los ejércitos del Señor, que miles de veces dijeron que arrasarían con todo aquello que esté fuera de las murallas, sean los estúpidos muertos.

Porque no fueron pocos los que pagaron incluso el precio de su vida por el valor que tiene el interior de los muros, sería más que ridículo creer que los que están dentro deberían tener el mismo trato que los de afuera, cuando es explícito que Nuestro Señor Jesucristo fundó solo un reino, y todos los que gritan que están bajo ese único no tienen nada que los compruebe, solo el nuestro. No desean escuchar en caso de equivocarse, creen que al puerto de la salvación se va por cualquier lado. Piensan que aquellos decretos que tan claramente indican la exclusividad del reino militante son re-interpretables para que digan todo lo opuesto. Son del adversario y parados al gehenna se van.


Que Dios haga su voluntad conmigo, que el Señor sea mi rector, mi dirigente, mi querido Padre. Por que mi celo es como el de San Pedro y Santiago, porque mi gusto y regocijo en el Paráclito del Señor es más bello que cualquier cosa, porque los santos del Señor son mejores amigos y familiares. No tengo yo más clemencia a los mundanos, no me importa lo que piensen ni lo que digan. Hágase la voluntad del Señor y no la mía, que sea como fuere sabemos que Dios es justo castigador, y no olvidará su promesa a los fieles. Aquellos que tienen el verdadero reino de los cielos en el corazón, son sólo estos los que durante el milenio predicho podrán vivir en paz.


Y es el temor de Dios un don precioso, porque cuando sabes que el juez es severo y omnipotente, y no habrá clemencia para los malvados, más uno se regocija de no ser contado entre los malditos, y es este el origen del amor de un cristiano por su Padre Santo que está en los cielos.


El estado después del bautismo que Dios quiere para el espíritu es uno donde el corazón está contrito, que es cuando, por una parte está el peso de lo mundano haciendo carga en el corazón, este peso proveniente del tercio de la memoria en el alma, siendo la memoria innata del pecado original o los pecados cometidos desde la edad canónica. Por otra parte está el deseo del cielo y el amor a Dios, el cual empuja el espíritu para arriba. La solución para el dolo que causa esto es la mortificación, que es la renuncia a la propia voluntad, la entrega total a Dios. Por otra parte, el alma necesita estar bautizada en nombre del Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, ya que el destino natural para el alma es la muerte eterna, es necesario que se bautice para tener las puertas del cielo abiertas. Ahí es cuando el alma está en el camino de la salvación, y tiene que mantener esa mirada constante en el premio final.

Puede uno orar para la obtención de una Gracia específica, la cual siempre viene de Dios. Y siendo los miembros de la corte celestial sólo gente Santa, todos ellos siempre reflejan cualquier Gracia de Dios a quienes acudan a su intercesión. Por ésto es bueno orar constantemente, incluso de forma mental en cualquier momento, ahí la mente entra en el corazón, que debe estar como en el desierto, apartado de todo lo mundano, ahí el Señor le habla a uno por medio de su Espíritu, dando el buen consejo y demás. Cuando uno pide entonces a los Santos, está con fe de que ellos hablarán al Señor para que las gracias que ellos tuvieron en vida sean compartidas. Claro está, que el Señor es quien decide realmente si alguien es merecedor, y como los Santos son todos perfectos, y están en armonía con el Señor, nunca harían o pedirían algo que Jesús no aprobase. Debe la oración ser invisible al mundo, sin preocupación real por las trivialidades pasajeras.

Recuerdo que a san Benito le pedí que si pudiese me añadiera a su orden, y ahora realmente quiero tomar su ejemplo y levantar una orden que fuese apuntada hacia los jóvenes de éste siglo que no han hecho nada realmente y son tibios en cuestiones de fe, y que los entrenara para pelear la pelea contra los enemigos de la Cruz. Le pedí a san Francisco Xavier que si me dejaría el Señor ir a Japón para concretar la misión que él dejo casi inconclusa. A san Pedro y Santiago llamo mis ancestros, que con la fe infalible del primer pontífice y el celo del evangelizador de Hispania me siento más a salvo. Y por supuesto, está claro que a quien más acudo es a la Virgen María, mi pilar de reposo, confío más en ella que en el ángel de mi guarda, porque mi ángel tiene que ser el mayordomo de la Santísima María. Y con la fe y actos puedo yo construir la fortaleza inexpugnable del Señor, me da su reino, para que cuando toque el milenio sea yo de los escogidos para el rapto, o de los revividos para reinar con Cristo.

Cuando no hay manera posible de efectuar actos buenos, el deseo es suficiente. Mas cuando se haga posible actuar, hay que actuar. Por eso yo pido al Señor que por su justicia ponga la tierra bajo su regla, para que pueda uno estar seguro, y que el Espíritu del Señor esté sobre nosotros como lo estuvo con los Apóstoles y los Profetas.


Yo no existo, me rehúso a existir, a considerarme un individuo, soy lo que los aspirantes a Santos deben siempre querer ser, un espejo de la voluntad de Dios, comprendiendo en la humanidad lo incomprensible de la divinidad. No hay nada que me indique o separe, porque los Santos están en perfecta armonía con el Señor en el cielo, sus cortesanos que solo hacen lo correcto. Debo entonces con mis habilidades particulares representar en parte con mi humanidad los preceptos elevados de divinidad que son discernibles y administrables por el símbolo que represento. No puedo permitirme ser nada menos que perfecto, porque en el cielo solo hay perfección, si no busco yo todos los días, todo el tiempo la perfección, entonces no soy digno de entrar en él. Todos los Santos, hasta el mismo Cristo hacen de sí la posada del Santo Espíritu, la iglesia guiada por éste busca que imitemos a Cristo y sus amigos, ya que con nuestros actos junto a la fe verdadera podemos glorificar a Dios de forma correcta.


Y cuando no hacemos nosotros las cosas con Tu Gloria final en mente, Señor, es que lo que hacemos deja atrás residuo de basura. Toda cosa debe hacerse para Gloria de Dios, porque cuando bebemos una bebida efervecente y dulce, por el instante sacia la sed pero esto es una ilusión, ya que la bebida dulce es deshidratante, entonces tenemos que tomar un agua fresca. Es entonces claro que lo mismo es cierto con cualquier obra, ya que los actos piadosos que al Señor glorifiquen son agua fresca, y los actos que no sacian la sed de justicia pero si el paladar amargo no son sostenibles si no tomamos después el agua viva. Y no podemos entonces beber mucho dulce, porque Dios lo hizo para que los borrachos e incontinentes sufran la tortura de piedras en los riñones.
 
Y entonces olvidándonos de todo lo mundano, recordemos únicamente el sacrificio de buen olor a Dios. Ya que así como Noé después del diluvio hizo un sacrificio con buen aroma, entonces está claro que después del agua bautismal, debemos dar al Señor sacrificio de buen olor, que son nuestros actos, nuestro corazón contrito, nuestra humildad y nuestro deseo de conexión con Dios Padre todopoderoso. Deseamos nada más que el cielo, y ahí está el corazón, ahí nos dirigirá el Señor. Ya que el corazón es la brújula del espíritu, debemos ponerlo en el cielo, como los Santos antes de nosotros hicieron.


Y pues la ley de antes fue hecha con el único propósito de ser el preámbulo, que introdujera ideas que son después usadas como figura y tipo, que uno lo llama símbolo, del sacrificio último de Jesús. La gente antes era muy incivilizada y tonta para recibir la palabra, entonces con mucha simpleza fue el Señor subiéndoles el entendimiento hasta que estuvieran listos, porque antes de eso no podía Jesús venir.

Mire Señor, como lo desprecian, mire Señor como lo olvidaron. Que la justicia caiga sobre la tierra ya, que no hay forma de que ahora puedan aprender Señor, si Usted no viene. Por qué Señor tengo que esperar tanto yo, pues será por alguna razón, creo en la existencia de una razón concreta, y con eso me basta. No necesito saberla, me es suficiente saber que existe, y con eso mi fe aumenta.


No puedo ya saborear las cosas de la tierra, porque me tienen un sabor amargo, no puedo yo soportar las cosas de acá, que son todas hechas sin Tu Gloria oh mi Señor Jesús. Sin ti, como se supone que creemos, incluso antes Señor que recordaras me mis miedos de pequeño, aún creaba yo glorificando cuando pudiese.

Trato de caer en la cama, pero tengo siempre que levantarme para callar al pájaro que hizo su nido en el nicho de mi techo, y tengo ya tan maltratadas las vigas y los maderos, que no sé Señor cuanto más va a aguantar. Que por tu amor bendito ya me permitas descansar de la forma que Tú, Señor, me digas. Si de forma explícita me hablases, tendría menos mérito mi acto, que si yo mismo hubiera llegado a la conclusión por tu inspiración divina.

Oh, María, cuánto es mi dolor que tengo que tragarme, cuánto es el frío que abrazar. Cuándo tengo yo que levantarme, cuándo dice Dios que he de clamar. No puedo yo jamás llorarte, no puedo yo nunca pedir. Qué son mis deseos sino vanidades, que son mis pedidos si no frivolidad. No puedo ya darle paz, no existe mi clamor ante Dios porque un gusano soy, incapaz de quererte correctamente, no puedo yo decirte lo que quiero, porque Dios sabe lo que es desde antes, y sabe lo que tengo yo que hacer antes que yo. Por qué, no me habla mi Señor, con palabras de persona como hizo con su amado Juan, no tengo yo la gracia de Brígida, ni valor tiene mi enciclopédico conocimiento a diferencia de Isidoro. Qué tengo que demostrar, a qué Santo he de pedir, para que me quites de ésta tierra tan mugrienta. No quiero yo pedirte revelaciones, pero si me encantaría que fuera así, que por tu amor me respondas antes de que hable y diga Salud.  Mi amor, mi única razón de vivir, mi amada Virgen Madre de Dios y siempre en alma y cuerpo al lado del Señor. Qué tengo yo, que hacer según mi Señor, para que mi dolo se marche de mi lengua, y pueda yo alabar a Dios con clemencia y genuino amor.

Porque no puedo yo amarte todavía tanto como el jefe de tus Apóstoles, a quien yo llamo ancestro. Cómo voy a complacerte Señor, qué tengo que hacer dímelo para que no tenga ya llantos. Purifica con las brazas del altar mi lengua, para que solamente pueda yo clamar de forma exacta, de como Tú quieres que lo haga. Así como al príncipe de la armada celestial tu mandas y va, así mandame a mí e iré.

Y no quiero volverte a decepcionar, no puedo yo nada que no se ajuste a Tú dignidad. A dónde tengo que ir, sino a donde el corazón apunta, y mi corazón sólo busca tu milenio, porque ahí no hay dolor, no hay miedo ni clamor, ahí es donde levantas tu verdad, donde reinas con piedad. Y tus Santos en las alturas repoblarán la sucia tierra que ahora está corrupta. Donde puedes hacer Tú voluntad como en el cielo, y donde el sacrificio del altar es verdadero. Donde toda creación es para Tú gloria, donde no habrá nunca ya recuerdo y pensamiento del mal. Para que descansen tus fieles y amigos, tus queridos y pobres siervos y esclavos. Yo me doy en total voluntad, para ser merecedor de tan bello y último lugar, antes de la resurrección general. Y para que el fuego limpie todo cuanto hay, incluidos mis recuerdos, así podre limpiarme el sabor de la tierra y disfrutar contigo las gracias eternas.

Señor, no tengo yo ganas de hablar, este texto me es como heno, me es vacío. Si tan solo me dirigieses la palabra, y mi amor se aumentara. Si me aumentaras el amor, por Juan Apóstol que se haga.


Todo ha de ser mudable, caduco y vacío, menos Tú palabra acrisolada. Señor, si vienen herejes a mi puerta les hablaré de forma tal que se espanten y huyan, para que si de verdad se hallase uno tuyo entre esos, que éste no corra y sino que se quede a escuchar.


Oh Corazón Inmaculado, que amas a Dios sobre todas las cosas, qué puedo hacer yo para que mi espíritu pueda tomar las bondades del Señor en toda su gloria. Haga, Señora, que quepan los Santos en éste mío corazón, y si me es mucho te ruego me prestes el tuyo. Señora, María, limpie el espejo de mi alma, y que lo ocupe solo Vuestro Hijo Jesucristo, que con cualquier otra cosa se raya. Dios bendito permitirme olvidar la tierra, hazme olvidarlo todo. Mi espíritu solo quiere que el Señor le mande su fuego para purgar toda espina y todo cardo, que arranque la ponzoña y el dolo, que con fuego cauterice las heridas, que con fuego arda y pague mi vuelto, que Jesús pagó el precio.

Santísima Virgen María, no puede ya nadie arreglar ésto, sólo Dios. No puede haber ya más nada, solo Dios puede darnos el milenio, solo Dios puede darnos la paz. Regocíjate y alégrate, Iglesia de Dios, gózate porque formas un solo cuerpo para Cristo. Ármate de fortaleza y llénate de júbilo. Tus aflicciones se han convertido en gozo. Tu traje de tristeza se cambiará por el de alegría. Ya queda atrás tu esterilidad y pobreza. En un solo parto diste a Cristo innumerables pueblos. Grande es tu Esposo, por cuyo imperio eres gobernada. Él convierte en gozo tus sufrimientos y te devuelve a tus enemigos convertidos en amigos. No llores ni te apenes, porque algunos de tus hijos se hayan separado de ti temporalmente. Ahora vuelven a tu seno gozosos y enriquecidos. Fíate de tu cabeza, que es Cristo. Afiánzate en la fe. Se han cumplido las antiguas promesas. Sabes cuál es la dulzura de la caridad y el deleite de la unidad. No predicas sino la unión de las naciones. No aspiras más que a la unidad de los pueblos. No siembras más que semillas de paz y caridad. Alégrate en el Señor, porque no has sido defraudada en tus sentimientos. Pasados los hielos invernales y el rigor de las nieves, has dado a luz, como fruto delicioso, como suaves flores de primavera, a aquellos que concebiste entre gemidos y oraciones ininterrumpidas.

Mirame, querida Madre, mira cuánto he ganado. Atiendo y considero qué altura tan sublime he logrado hasta haber encontrado la merced de tantos beneficios en el único y solo Cristo. Él es verdadero esposo, es un hermano, es un amigo; es mi herencia, es mi premio; es mi Dios y Señor. En Él tengo al esposo a quien debo amar: El más hermoso por su figura entre los humanos. Es verdadero hermano, a quien siempre he de poseer, pues soy yo hija por adopción de quien Él es hijo por naturaleza. Es amigo de quien no puedo desconfiar, pues Él dice: Una sola es mi amada. En Él tengo la herencia que anhelaba, pues Él es mi lote patrimonial. Tengo en Él el precio que debo aceptar, porque su sangre es mi redención. Tengo, en fin, en Él a Dios, a quien debo rogar; al Señor, a quien he de temer y venerar. La virginidad reclama para sí en Cristo toda esta prerrogativa; ante quien tiemblan los ángeles, a quien sirven las potestades, a quien obedecen las virtudes, ante quien doblan la rodilla el cielo y la tierra, a éste reclama la virgen como a su esposo, a la cámara nupcial de éste se dirige ataviada de virtudes, a este tálamo prodiga el calor de su casto corazón. Y ¿qué más pudo procurarle Cristo a quien se entregó Él como esposo, y a quien retribuyó, a título de dote y regalo, con su propia sangre?



Ha caído sobre el mundo tu ira, han tañido los ángeles tu juicio, y los himnos de tus fieles has escuchado. No queda tiempo para convertir infieles, porque el castigo no se ha hecho esperar, ha venido a callar, ha venido a traer la más grande miseria sobre la tierra. No hay tiempo de esperar, porque el día ha llegado. Ya no quiero más, solo perseverancia final es lo que yo deseo mi Señor.


Señor, orar para pedirte cosas es ridículo. Tú ya sabes lo que queremos, pero eres tan superior, que sabes más lo que necesitamos ¿Para qué entonces rezar oraciones que no sean puramente pedir que se haga tu voluntad? Claro que Jesús en su pasión rezó para que si se pudiera que pase de si esta copa, ¿creemos nos mejores al no rezar? Cuando deberíamos pues imitar a Jesús, está entonces claro que pedir en el rezo es una declaración de la debilidad humana y al terminarla con hágase tu voluntad, estamos declarando la omnipotencia y juicio supremo de Dios.

Yo no necesito saber los detalles de porqué Dios hace lo que hace, me basta con saber que existe una razón. Con saber que a san Brígida o por cualquier otro santo el Señor a explicado su porque, a mi me es suficiente.

No me importa nada más que hablar de Dios, porque no hay razón para hablar de otra cosa. No me interesan nada más. Si tuviera yo progenie, no le hablaría de otra cosa que no fuera la palabra del Señor. Porque nada más es útil en la vida.

Pero ya no habrá más generaciones ¿o acaso el Señor dejará que se multipliquen todavía más las maldades en la tierra? No debería entonces el Señor dejar que sus fieles sean juntos y no separados, eso lo sabe solo Dios.

Aún entonces, es útil vivir con el corazón y mente amurallados con doble muralla, con las atalayas de la virtud vigiladas. Vivir como si el milenio ya estuviera ocurriendo en nuestro espíritu. Y por lo tanto con abstinencia retraerse de las cosas que en el milenio no habrá, para llegar a éste ya acostumbrados.


Señor, mi Dios y  Salvador, ¿dónde es tu congregación? Porque estoy sola en el desierto, y no tengo el maná que bajó del cielo. Para mi es tan mítico como las manzanas de las hespérides, tan inalcanzable como las estrellas. No he comido ni siquiera te he visto Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo. Estarán sufriendo las almas del purgatorio porque no hay sacrificio por los muertos. Importa entonces, ¿te importa volver Señor? Para arreglar las cosas, para establecer tu reinado, o vas a esperar a que mueran todos los humanos?



El alma mi Señor es como un bloque de piedra, algunos están destinados al valle del gehenna por  ser inútiles y se convierten en mierda. Otros necesitan un poco de trabajo con lijas y cinceles para ser utilizables en la construcción. Y otros son perfectos y listos para usarse. Son los primeros y últimos los que menos ganas tienen de cambiar su estado, y es el del medio el más mutable, pero a medida que se acerca a un extremo y otro, este se va volviendo tieso y estable, y solo las almas de los Santos podrían llegar al el punto más álgido de inmutabilidad, imitando a nuestro Señor. Por eso que Jesús necesita estar siempre como maestro de la construcción, analizando y sirviendo el alma para que llegue a donde debe estar, solo cuando el alma deja que opere el Señor Jesús es que puede llegar a la apoteosis.

Que el alma es como una infanta que encargamos a nuestro Padre, el Altísimo. La cual debe de comer la verdad del Dogma de la fe. Debe cargar consigo siempre la palabra del Señor. Debe ser administrada por el Paráclito del Señor, debe recibir con amor a la Madre Virgen, para que pueda ser contentada. Debe aceptar el sufrimiento como la condena del mundo, dejando que la carne sufra puede el alma separarse y mortificar el cuerpo, preparándose el reino de Dios incluso antes del milenio. Recordando siempre que Jesús sufrió más; el sufrimiento de Jesucristo es incomparable, 5480 llagas obtuvo al final de su Pasión, con hematomas y moretones, con la nariz rota y ojos morados, su sangre brotando como manantial de cada parte del cuerpo, muñecas y tobillos hollados. No fue sólo dolor del cuerpo, sino que el dolor mental de ver a su queridísima madre sufriendo por verlo así, siendo desamparado por sus discípulos, tratado como el más sucio de los criminales siendo inocente. Su alma clamó a su Padre pidiendo que no se ocultase en la hora de su sufrimiento. Sufrió entonces todo el abanico de la miseria humana, y aunque alguien pasara por el mismo suplicio que tuvo Él, el hecho de que Jesús, el autor de la vida, fue torturado por su propia creación, hace de su dolor incomparable, y la verdad de su sacrificio indudablemente un rescate. Por eso el sufrimiento del cuerpo no es nada, aún todos los dolores que haya son sino el fuego que forja el hierro, que te da la chance para demostrarte que amas a Dios incluso en el dolor. Porque sin sufrimiento entonces ¿como puede demostrar el alma que ama a Dios, y no solo las bondades que Dios dejó caer sobre sí? Por eso es útil el dolor, y los que buscan dolor en nombre de Dios son llamados altísimos en el cielo. San Bernardita no usó el manantial de Lourdes para curarse por eso mismo, la hija de san Pedro no dejaba que se curase su parálisis, ni clemente quiso que se armara revuelto por entregarse a la ejecución. Por que todos los días de tentación en la tierra son dolor, entonces mostrar que el dolor te es nada solo habla de la fe que se tiene en el Cristo, quien nos dará el cielo donde no hay dolor.

Y no puedo yo sentir llanto, porque la Virgen me quema las lagrimas antes de que salgan. Solo pido entonces sentir dolor del cuerpo, que mis entrañas exploten, que mi cabeza duela, porque así puedo pensar de forma única sobre la Pasión. Porque cuando estás sano no tienes garantía de que te comportarías igual de enfermo, y si de enfermo y sano te comportas igual entonces no estás realmente en sufrimiento sino en contemplación diferencial. Y si cuando sufres te aferras más a Dios, ¿no entonces es mejor estar sufriendo que ser feliz? Por eso es mejor amar a Dios de forma igual en todo momento. Si durante la penitencia haces más obras que complacen a Dios, ¿no mejor es estar penitente constantemente?


Porque el pecado del hombre a contaminado la creación entera, es que la creación entera también sufre cuando es inocente, porque si una sola cuerda está desafinada no importa que las otras no lo estén, con eso ya se desarma la armonía. Y son entonces los milagros no una alteración del orden natural, sino el restablecimiento de lo que se suponía era natural. Los Santos que no son atacados por fieras salvajes es porque en su origen iba a ser así, la resurrección de la muerte también por que la muerte no iba a existir, ni menos enfermedades, ni tampoco iba a haber múltiples lenguajes.


Y el alma de los Santos eligió la santidad antes de nacer, por eso se dice que el Espíritu Santo es la corona de los predestinados. Cuando hay que entender, que Dios existe fuera de las tres dimensiones de espacio y la cuarta del tiempo, las leyes y  la lógica del universo no existe afuera del mismo, así como las leyes de un país no aplican en otro, es claro que dentro de la realidad que Dios creó no existe el destino, pero sí afuera del mismo. Ahora, es entonces que así como uno puede poner un pañuelo en la mano y los dedos de la mano deforman la superficie del pañuelo para que ya no esté plano sino curvado, así uno puede llegar a entender que el Verbo de Dios hace las curvas de la realidad, porque sabemos que la naturaleza, y todo el orden de la creación de hecho, fueron hechos con Sabiduría Divina, que entonces nos deja claro que como un sello es la huella de una estampa, así la creación es la huella del Creador. Pero la crucial diferencia es que en el ejemplo del pañuelo es un hombre quien lo sostiene, mientras que la realidad es sostenida por aquél que no tiene fin ni ligadura alguna, a quien su creación siempre le será minúscula y manejable, porque Él sabe cuantas estrellas creó y las conoce todas por nombre. Está claro también que las alteraciones al tejido de la realidad son la obra de la Tercera Persona de la Trinidad, el Paráclito del Señor, y debe proceder así del Hijo como del Padre, al ser el unísono movimiento de su Voluntad la que genera el cambio visible en nuestra realidad. Debe ser una coordinación posible solo para Dios que ambos el Padre y el Hijo manejan su Voluntad aquí en la tierra como en el cielo, como dice el paternoster.


No es posible para un ermitaño solitario hacer uso de la caridad y demás virtudes que requieren a otro, pero Dios deja que su ejemplo de virtudes sirva a otros, y ésta se vuelva su caridad. Dejo que se entienda que no está mal la soledad, pero si es posible vivir en soledad pero con compañía, entonces esto es mejor incluso.


Vivo solo para ignorar el mundo, aunque me halle ocupando las cosas de la tierra, no estoy yo como vivo en la tierra sino como un extra, un personaje de fondo, que solo sigue lo que el Señor programó. El Señor me ha hecho un favor gigantesco, porque mi vida es tan sencilla y humilde, y entonces yo entiendo que Dios es por lo tanto misericordioso con sus fieles. Si aguanta todo, entonces nosotros tenemos que aguantarle todo. Si tenemos que vivir otro día de aburrimiento entonces se vive otro día de aburrimiento y así se quedó.


Para qué pedir, para qué orar, si lo único que tengo que rezar son las alabanzas a la Santísima Trinidad.


¿Quién puede conocerte Señor? Te hiciste conocido solo para hacerte desconocido después. No diste a  Tu Sagrada Escritura inexorabilidad contra el error, que Tu Verbo solo dio a ser inerrable la fe de Pedro, y pues no hay manera de saber si hay verdad histórica detrás de tu escritura. Pues muchos fueron los autores, y Tú solo diste Tu visto bueno, para que pueda ser usado durante la mayor cantidad de tiempo por la mayor cantidad de gente. Supiste Tú éstas cosas desde antes, y entonces mi Señor qué hago yo para ver y entender Tu verdad sino buscar que lo haga yo también tenga tu visto bueno, que tenga tu sello del carácter verídico, que puedan mis obras servir como otro de Tus símbolos.

Oh Paráclito del Señor, dame la ciencia tuya para con Tu permiso emprender en la labor de trabajar lo que Tú ves digno ha de trabajarse, Señor dame la paciencia para aguantar solo el poco de tiempo que nos queda.


Sólo el Señor es quien puede lapidar a la gran ramera ya que sólo Él es libre de pecado. Mientras en su humanidad toleró a los infieles; en su humanidad púsose en medio del sufrimiento y nosotros Jesús. En su divinidad el Señor los castigará.

Señor, has recordado el mundo que Tú eres el creador y que mantienes las cosas, y que con una sola palabra vences a todos. No dará el Señor su hogar al ladrón, a su oveja no dejará morir por las fauces del lobo, su joya de artífice Él protege con sumo recelo, y la salud de sus amigos el mantiene por el siglo. Con ésto hemos de ser contentados. Éste mundo pandemonico será destruido hasta el último átomo, hasta la última partícula, borrarás los cielos y harás unos nuevos, no hay ya días de sufrimiento para Tus fieles, ni hay momento de ira o arrebato, porque ya no hay infieles ni herejes, solo Tus amigos. Me has hecho olvidar Señor, me has hecho olvidarlos, y me has dado Tu bondad para sólo lo bueno almacenar, cómo hiciste con Noé.


Señor, cuáles serán las órdenes que Tú mandas se deberán de mantener, no sé, Señor no sé nada; no estoy seguro de que podré, a no ser que si Tú me dijeras que puedo, entonces ya no habría duda. Porque tus declaraciones son siempre verdad edificadora. No hay nada que yo entienda sin tu ayuda, no hay nada que yo pueda sin tu mano guiadora. Por eso Señor, dictad me los edictos de Su preferencia.


Mientras estemos en éste mundo, todas las cosas son mutables, la felicidad, la tristeza, las virtudes, la pereza, por eso buscamos la eternidad en la Divina Presencia de Dios. Y ya una vez calmados de todo mal y colmados de todo bien, podemos con facilidad servir al Señor.


Señor, cuando lleguemos a tu presencia, cesarán estas muchas cosas que ahora hablamos sin entenderlas, y Tú permanecerás todo en todos. Entonces modularemos un cántico eterno, alabándote a un tiempo unidos todos en Ti.

Muchas cosas diríamos sin acabar nunca; sea la conclusión de nuestro discurso: Él lo es todo.

 

Oh perfectísima Trinidad, que eres un solo Dios, he hecho lo que tu justicia me ha mostrado, he hablado en congregación mucha y no he callado tu verdad.
 
No son muchos los que tu sabiduría buscan, y no serán nunca más.
 
El Día de Tu Ira esta pronto, y todo será hecho cenizas, ¿quién podrá arrepentirse cuando llegues como el trueno de oriente?
 
Dales Tu gracia, si es que se lo merecen, porque siempre ha de ser Tu voluntad sobre nuestros deseos, y no nos dejes caer en desesperación o enojo por tus designios que nos son superiores.
 
Líbranos de la vanidad, de la superstición, de la falta de conocimiento, de la herejía y de la carencia de tu caridad divina.
 
Ven Creador Espíritu, de los tuyos la mente a visitar.
 
Por intercesión de la Beatísima María, esposa del Espíritu Santo, sean inflamados los corazones para expandir el reino de Dios en la tierra.
 
Oración para el lector:
 
Si lo que que he escrito fuere deficiente, que por obra del Santo Espíritu se le guie al lector, y le instruya en el entendimiento del mismo.
 
Que todo ésto suceda por intercesión de la Santísima Virgen María, y de toda la corte celestial. 
 
Amén.